
Así como Estados Unidos enfrenta una dura realidad al no estar preparado para una guerra prolongada, muchas empresas también se encuentran sin municiones financieras cuando llega la crisis. El problema no es la falta de poder, sino la falta de previsión. ¿Qué tan preparada está tu empresa para resistir un conflicto prolongado?
Complacencia: el enemigo invisible del empresario
Durante años, la superioridad militar de Estados Unidos permitió caer en la complacencia. Se recortó inversión, se redujeron proveedores, y se mantuvo una falsa sensación de control gracias a tecnologías viejas. Algo similar ocurre en muchas empresas que se conforman con resultados pasados y procesos heredados.
No invertir en innovación, capacitación o tecnología es como entrar a una batalla con armas oxidadas.