¿Quién decide y bajo qué reglas? Esta es una de las preguntas más relevantes (y a menudo más ignoradas) en las empresas familiares mexicanas. La sección de Propiedad y toma de decisiones del reporte ENAFIN 2024 pone en evidencia lo que muchos dueños saben pero no siempre quieren enfrentar: que la falta de institucionalización no solo afecta el crecimiento, también compromete la continuidad de la empresa.
¿Quién tiene el control? El dilema de la informalidad
Según los datos presentados, el 41% de las empresas donde los propietarios no trabajan directamente en la operación diaria carecen de reglas claras para la toma de decisiones. Esta cifra aumenta cuando se trata de empresas más pequeñas o con estructuras familiares menos profesionalizadas.
Esto genera un vacío peligroso: decisiones clave quedan sujetas a criterios personales, acuerdos verbales o presiones familiares. Como lo hemos visto en múltiples diagnósticos de minutas realizados por Ponce Consultores, los problemas más comunes son:
-
Ausencia de límites entre la propiedad y la operación.
-
Desacuerdos entre socios fundadores y sus hijos o sobrinos.
-
Confusión sobre quién toma decisiones financieras, comerciales o estratégicas.
-
Falta de órganos de gobierno (comité de dirección, consejo de familia, etc.)
¿Por qué institucionalizar?
Cuando la toma de decisiones se basa en la costumbre y no en reglas, la empresa queda expuesta a conflictos, pérdida de oportunidades y, en el peor de los casos, a una ruptura entre socios o familiares. Institucionalizar no es burocratizar: es dar claridad, agilidad y legitimidad a las decisiones que determinan el rumbo del negocio.
Las empresas que han definido roles, creado consejos consultivos y documentado acuerdos en protocolos familiares no solo reducen riesgos: también ganan en confianza ante inversionistas, bancos y nuevos talentos.
¿Qué puedes hacer como dueño?
Aquí algunas acciones prácticas que puedes impulsar desde hoy: Define un protocolo de toma de decisiones. ¿Qué temas deben pasar por votación? ¿Quién tiene derecho a veto? ¿Qué decisiones puede tomar cada director funcional?
Crea un órgano de gobierno intermedio. Un comité de dirección o consejo asesor ayuda a profesionalizar sin perder el control familiar.
Invita a un consejero independiente o asesor externo. Esta figura es clave: aporta una visión objetiva, experiencia comparada de otras empresas y no está condicionado por intereses familiares. Es especialmente útil para destrabar decisiones estratégicas o mediar en situaciones de tensión. Su rol permite elevar el nivel de análisis sin comprometer la armonía interna.
Formaliza los roles. Asegúrate de que todos los miembros —familiares o no— tengan un contrato, funciones claras y mecanismos de evaluación.
Separa la propiedad de la operación. Puedes ser dueño sin operar, y puedes operar sin ser el único dueño. La claridad evita fricciones innecesarias.
Capacita a la siguiente generación. No basta con que “vayan aprendiendo en el camino”; hay que preparar su participación con visión y estructura.
Conclusión: gobernar la empresa con reglas, no con impulsos
Si tu empresa familiar está creciendo, diversificándose o pasando a una nueva generación, necesitas algo más que intuición y buena voluntad. El verdadero legado se construye con estructuras que trasciendan a las personas. La propiedad otorga derechos, pero la toma de decisiones requiere reglas claras. Ese es el puente hacia una empresa institucionalizada, rentable y duradera.






